NOS CAMBIARON LA LECHE…
La leche, ese símbolo de pureza y origen natural, no es hoy lo mismo, lo natural en este producto también fue sustituido por lo rentable y lo original, mezclado hasta volverse irreconocible.
Hemos escuchado constantemente este último tiempo: » la leche me enferma», «tengo que tomar una pastilla antes de beberla», o «compro las cajas sin lactosa, y de todas maneras me hace mal».
Recientemente una persona me dijo: «compra la A2, para que la leche no te afecte»; ¿Qué es eso?, ¿Por qué ahora tengo que comprar algo tan raro?
Por ello empecé a leer de que se trataba esto que la leche sea A2. Se sabe que el ganado que produce la proteína beta-caseína A2, son de vacas genéticamente originales o de vacas de razas específicas que conservan esta característica de forma natural. Desde la llegada de los españoles, quienes introdujeron el ganado a América del Sur y a Chile, mayoritariamente trajeron este tipo de vacas originales, favoreciendo el florecimiento de nuestras vacas criollas, que solo producían leche con proteínas A2.
Entonces, ¿Podríamos decir que originalmente, todas las vacas producían leche con proteínas A2? Si. Sin embargo, en Europa desde hace 10 mil a 5 mil años atrás una mutación en una raza de vacas como las Holstein, comienza a tener el alelo A1A1, y con el tiempo, este ganado fue mostrando que eran productores de más leche. Con el tiempo se transformó en la raza con mayor producción a nivel mundial.
La industrialización de forma intensiva se empieza en Chile a fines del Siglo XX, introduciendo también las vacas Holstein para que la producción de leche sea rentable, desde ese instante, se encuentra totalmente mezclada la leche con estas dos variantes de proteínas, A1 y A2, no fue solo circunstancial o de la evolución de la especie, sino de la mezcla de las vacas Holstein, con las criollas originales, las Holstein tienen una producción mayor a cualquier otra raza, produciendo 35 litros de leche y ejemplares de elite, puede superar los 90 a 100 litros, este alto nivel se debe a la selección genética durante décadas. Por esta razón, fueron seleccionadas para la producción industrial, masiva e intensiva, popularizada en todo el mundo. Pero a su vez, estas tienen una mayor producción en su leche de A1, la proteina que nos enferma.
Si bien esto no es lo mismo, cuando se dice intolerante a la lactosa.
La A1 y la A2 son proteínas de la leche, son tipos de beta caseína. La lactosa es un azúcar que se encuentra de forma natural en la leche de mamíferos, para digerir se necesita una enzima llamada lactasa, que descompone la azúcar en glucosa y galactosa.
La intolerancia a la lactosa se desarrolla con la edad, como un proceso natural, porque el intestino delgado produce gradualmente menos cantidad de enzimas de lactasa, la que es necesaria para digerir la azúcar de la leche (lactosa)
Como explico, la intolerancia a lactosa y la sensibilidad a la proteína de la leche A1, son condiciones distintas, pero pueden causar mismos síntomas, el péptido BCM-7 que se produce con la dificultad para digerir la proteína A1, puede causar inflamación y malestar gastrointestinal, muchas personas sin examen previo, pueden pensar que son intolerante a la lactosa, pero puede que sean sensible a la proteína A1.
Por otra parte, pero que también afecta, es que las vacas en estos momentos se ven dentro de un bienestar productivo, industrialización con hacinamiento, sin praderas, con antibióticos, y alimentos que le apoyan a la mayor producción de leche, mucho de estas formas industriales, no son solo amenazante para estos animales, sino también para nuestras estómagos.
En estudios se ha definido que hay diferencia de digestión, la proteína A1 puede ser más difícil de digerir para algunas personas, provocando malestar gastrointestinales, mientras que la leche A2 al no tener proteína A1, podría ser más suave para el sistema digestivo. Así como tambien en otras investigaciones, nos dicen que la leche en la actualidad, es producida por animales que tienen enfermedades por alimentos y hacinamientos que requieren más antibióticos, este tipo de industria alimentarias puede tener consecuencia negativas en la salud de las personas.
Es así como debemos preguntarnos, ¿Qué responsabilidad tenemos nosotros? Consumimos en demasía y no decimos nada por esta industrialización sin límites. ¿Qué podemos hacer?, quizás solo comprar esta leche A2 más cara, y seguir como si nada, o asumir un compromiso consciente, «el que somos responsables de los efectos de estas interacciones entre humanos y animales que nos enferman». ¡Puede que no sepamos que hacer, pero nuestros pensamientos y acciones si importan!
Entonces, ¿Cómo podemos interferir en este sistema?, lo primero es estar consciente de que nosotros a través de nuestro consumo, estamos afectando no solo a los animales, sino también a nuestros organismos y a nuestras generaciones futuras; por ello debemos ir al consumo límite, no comprar más de lo necesario y mejor aún no comprar leche, preferentemente ir al comercio nacional y menos dañino, donde se nos diga claramente que existe cuidados naturales y no intensivos de los animales. También exponer este tema a las demás personas, de esta manera seremos agrupaciones conscientes, los que apoyaremos la vida libre y feliz de animales en la industria alimentaria y asi mismo, restableceremos nuestra salud.